Siempre hay una respuesta

Era noche cerrada. Salíamos del garito bien pertrechados de abrigos y chupas. Exhalando un vaho mezclado con el alcohol ingerido en las últimas horas. Insisto en el frío, pero nos quedamos en la calle soltando las últimas bravuconadas y decidiendo qué antro teníamos a continuación que asaltar. Pasaron unos tudescos lo suficientemente cerca como para reconocer a esos marranos. El Capitán hechó mano a daga y vizcaina, pero el humor era otro y seguimos camino arriba hacia la Carrera de Aragón. La Mano Negra iba escrutando el cielo, no sé la razón. Albakra se acercó con cierta dificultad debido al desequilibrio que los litros de cerveza hacían por un lado y la toledana por otro el otro. Se apoyaron mutuamente, como en el cerco de Baldovar, y los dos dirigieron sus miradas hacia la constelación de la Lyra donde gobierna la hermosa estrella de Vega. "¿Tu crees que en Vega que habrá vida?" "Sí, y están todos borraaaachos"
Cuando años después atravesando el vacío interestelar hicimos una parada en Vega para repostar el Halcón Milenario nos dimos cuenta que aquella vieja apreciación que hicimos no estaba equivocada.