El viaje de Odiseo
Odiseo se perdió a su regreso de Troya y su vida transcurrió en busca de Penélope y de su hijo telémaco; despues de todo podría ser una analogía de la búsqueda de la felicidad (gran concepto). Pero realmente era esa su felicidad? Reencontrarse con su vida anterior a la guerra y anterior a ese viaje por mundos mágicos? En definitiva, volver a una rutina, volver a algo previsible que simplemente podía controlar. Su largo viaje, lleno de aventuras y de incertidumbres lo cambió todo. Luchar contra fuerzas superiores, contra los elementos, lo natural y lo innatural. Eso sí que fue vivir. Entre tantas aventuras descubrió tambien el placer y tuvo momentos de serenidad, en los brazos de Calipso y en los de Circe la hechicera. Superó todas las pruebas, lucho contra el cíclope Polifemo, contra Cronos y su maldito tiempo, oyó el peligroso canto prohibido de las sirenas, vio la muerte de cerca en el Hades. Pero estaba enpeñado en volver a Itaca, su país, su casa, donde "recuperaría" lo suyo y encontraria su supuesta felicidad. Ahora bien, como muchos desearían por simple borreguismo, lo que fue su vida no se sustuvo en un equilibrio perfecto sino que transcurrió en ese mar azul, siempre en movimiento, que es "nuestro mar". El mar es cambiante, hoy esta en calma y mañana se remueve como cientos de serpientes, por lo tanto se mantiene en un equilibrio inestable, incontrolable, como la vida misma. Pretendemos controlar todo lo que nos rodea, cuando en realidad son pocas cosas las que dependen de uno mismo.
En definitiva, Ulises tuvo un viaje inolvidable, irrepetible, imprevisible que en realidad hacía parte de él mismo, pues no fue tan sólo un viaje con un fin sino que fue el transcurso de su vida. Su astucia le ayudó a pasar todas aquellas pruebas e incluso disfrutó de ellas. Parecía que nunca llegaría a su objetivo, si es que de verdad creía en él.
Sin embargo es verdad que en la vejez, los cuerpos y las mentes desean no tener sobresaltos y que el camino sea por fin recto y llano, para encontrar una muerte apacible, pero es en los recuerdos de lo vivido en lo que uno se contenta al final. La felicidad de esos momentos de éxito, de esos momentos compartidos con personas importantes para uno mismo.
Los momentos de felicididad son las más insospechados, nadie puede reproducir exactamente dos momentos vividos en los que se pueda decir que uno ha sido feliz. Sin embargo, uno sabe cuándo y dónde ha sido feliz e intenta repetirlos en vano. Creo que en esos momentos de felicidad hay que dejarse llevar y no amarrarlos. Muchos de esos momentos los hemos compartido los protagonistas de este barco y creo que aun quedan muchos por llegar. Otros momentos son mas personales e íntimos (como muchos dicen, levantarse con un cuerpo al lado, y unos ojos que te miran y al final se dejan escapar...).
El viaje continúa aunque creo que el objetivo final es lo de menos. Dejar que el barco mismo te lleve a ese fin, pues el viento es caprichoso, porque cuando llegues a ese "objetivo", querrá decir que estas ya cerca del ocaso de la vida. Mientras tanto disfrutar del viaje, pasar las pruebas difíciles que se presenten, gozar de los momentos de serenidad y ver como todo se desmorona una y otra vez para volverse a construir, seran la sal y azúcar de la vida.
Imagino a Ulises, ya regresado a su isla, contando todas sus aventuras y sus historias, qué vida más intensa! (que envidia!, yo personalemente me hubiera quedado con Calipso :), regodeandose en ellas con una sonrisa en sus labios, pensando que ese tiempo realmente fue el importante, lleno de momentos de verdadera felicidad.
Y como me he puesto místico, como bien podéis concluir... pues os pongo unos momentos musicales...
En definitiva, Ulises tuvo un viaje inolvidable, irrepetible, imprevisible que en realidad hacía parte de él mismo, pues no fue tan sólo un viaje con un fin sino que fue el transcurso de su vida. Su astucia le ayudó a pasar todas aquellas pruebas e incluso disfrutó de ellas. Parecía que nunca llegaría a su objetivo, si es que de verdad creía en él.
Sin embargo es verdad que en la vejez, los cuerpos y las mentes desean no tener sobresaltos y que el camino sea por fin recto y llano, para encontrar una muerte apacible, pero es en los recuerdos de lo vivido en lo que uno se contenta al final. La felicidad de esos momentos de éxito, de esos momentos compartidos con personas importantes para uno mismo.
Los momentos de felicididad son las más insospechados, nadie puede reproducir exactamente dos momentos vividos en los que se pueda decir que uno ha sido feliz. Sin embargo, uno sabe cuándo y dónde ha sido feliz e intenta repetirlos en vano. Creo que en esos momentos de felicidad hay que dejarse llevar y no amarrarlos. Muchos de esos momentos los hemos compartido los protagonistas de este barco y creo que aun quedan muchos por llegar. Otros momentos son mas personales e íntimos (como muchos dicen, levantarse con un cuerpo al lado, y unos ojos que te miran y al final se dejan escapar...).
El viaje continúa aunque creo que el objetivo final es lo de menos. Dejar que el barco mismo te lleve a ese fin, pues el viento es caprichoso, porque cuando llegues a ese "objetivo", querrá decir que estas ya cerca del ocaso de la vida. Mientras tanto disfrutar del viaje, pasar las pruebas difíciles que se presenten, gozar de los momentos de serenidad y ver como todo se desmorona una y otra vez para volverse a construir, seran la sal y azúcar de la vida.
Imagino a Ulises, ya regresado a su isla, contando todas sus aventuras y sus historias, qué vida más intensa! (que envidia!, yo personalemente me hubiera quedado con Calipso :), regodeandose en ellas con una sonrisa en sus labios, pensando que ese tiempo realmente fue el importante, lleno de momentos de verdadera felicidad.
Y como me he puesto místico, como bien podéis concluir... pues os pongo unos momentos musicales...
2 Comments:
Bien Capitan, espero que hayas entendido realmente el sentido del viaje de Odiseo y lo hayas hecho tuyo. No busques mas Calipsos y no mires atras, que el camino a Itaca es largo y ni Odiseo sabia lo que iba a encontrar.
Caray! Que alarde de prosa y misticismo! Pero en realidad tienes razón. La vida se trata de vivirla, con sus soles y sus nubes. Pero, en definitiva, vivirla. Y no quiero parafrasear a Ortega...
Abrazos diagonales!
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