El Barco de Colegas

El día 1 de enero del 2006, recibí un mensaje corto que me llamó mucho la atención: "Feliz vida", pensé mi padre esta borracho... pero despues de pensar un rato, me puse místico y me pareció un mensaje con mucho significado y más lúcido que al principio. Feliz vida pues a todos los que váis hacer parte deste diario de abordo, que es la mejora de nuestro antiguo Barco de Colegas.

miércoles, octubre 25, 2006

Desde cerca del Bunker

Hay días en los que al mirar por la ventana tienes la suerte de ver un sol radiante que ilumina todos los rincones de la habitación en la que has pasado la noche, quizá junto a un cuerpo, como sueñan algunos.

Bueno, pues eso en Berlín no ocurre. Aquí no hay sol mañanero que te despierte con su dulce caricia ni cuerpo perfumado de intensos aromas que te de los buenos días con una voz acaramelada. Como mucho, y gracias, el aroma del S.D.H. que se ha ido gestando durante las horas nocturnas. Y de cuerpos nada de nada, salvo el cuerpo de policía

Allí fuera, en la calle de esta inquietante y curiosa ciudad, hay gente colgadísima que va de un lado para otro, tranvías que pasan haciendo sonar su campanita, ciclistas hijos de puta que van por la acera, abuelos con cara de alemanes comunistas resentidos que añoran tiempos mejores... y todo ello bajo la nube de Mainz. O quizá es que en cada ciudad alemana hay una nube particular?

En fin, que aquí el sol se marchó hace ya varios días y el otoño ha venido a visitarnos. Sin embargo, los colores que uno se va encontrando cada mañana en el paisaje mientras dura el viaje diario en bus hasta la Spanische Botschaft son, a veces, incluso hermosos. Pasar todos los días a las 8:40 de la mañana por el Reichstag y ver que, hace no muchos años, eso estaba en llamas a medio caer y ahora tan bonito te hace pensar en lo que son capaces de hacer los alemanes cuando se lo proponen: lo mejor bien hecho y las barbaridades más grandes.

Y hablando de cosas bien hechas por los alemanes, como no, está ese líquido dorado que viene en una caja de 20 botellas de medio litro por 10 euros (o menos, si cogemos esa caja que lleva escrito Germania). Hoy, a eso de las 8 de la tarde, estaba yo en casa acompañado de mi Berliner Bier haciendo un homenaje a los tiempos en los que salíamos pasados de birra en bici y nos caíamos. Y eso es algo que tenemos que hacer en manada kafre por las calles de Berlín.

Si, troncos. Berlín nos espera. Cada vez estoy más convencido de que el destino me ha traído a esta ciudad sólo para preparar el terreno de otra memorable semana kafre. Y qué más kafre sería que bebernos una birra alle zussammen enfrente de la puerta de Brandenburgo, por no decir otros emplazamientos todavía más kafres...

Tenemos tiempo hasta el 30 de septiembre...

1 Comments:

Blogger El Capitán said...

Este silencio tan largo, me tenía preocupado, pensaba que nuestro maestro de almas había encontrado el amor, había abandonado el KN por tener un cuerpo al lado cada mañana al despertarse, fuera de la raza que fuera, aunque segun los augurios kamponabicos todos pensamos que podría ser sudakil, aunque pienses los contrario. Cuidado porque el amor te puede estar esperando en cualquier esquina de esa ciudad de crisol de culturas, acechandote, acosandote...

10:52  

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