El Barco de Colegas

El día 1 de enero del 2006, recibí un mensaje corto que me llamó mucho la atención: "Feliz vida", pensé mi padre esta borracho... pero despues de pensar un rato, me puse místico y me pareció un mensaje con mucho significado y más lúcido que al principio. Feliz vida pues a todos los que váis hacer parte deste diario de abordo, que es la mejora de nuestro antiguo Barco de Colegas.

viernes, agosto 01, 2008

Hace ya tres años....


me desperté en una habitación en una ciudad de otro país y ella ya no estaba. El frío se había instalado en la otra parte de la cama y al extender el brazo... nada, ausencia..., busqué en vano restos de su perfume en la almuada. El alba, que prometía cálida luz, no hacía más que engañar el devenir del día. Pues la lluvia estaba a punto de aparecer. Me había despertado realmente del sueño? Sí y no quería aceptarlo, me agarré como pude a un clavo ardiendo, al deseo de uno y otro, al deseo del regreso y de un posible futuro, tan sólo un espejismo en medio de aquel desierto. Ayer había regresado al desolado cuarto, encontrandome con esa verdad y la sensación de haberla perdido para siempre, una sensación desgarradora que jamás había sentido en carne propia, sólo en el universo. Y esa mañana sufría las consecuencias de una noche de vueltas en la cama y sueños intranquilos. El Sueño se había acabado. Vagué como alma en pena por las calles de esa ciudad que amo y amé, fui al trabajo que había sido el que más me había motivado hasta entonces. No quedaba nadie por supuesto era agosto. Me dispuse a pasar lo mejor posible el tiempo que me quedaba, ese escaso mes, que podía convertirse en eterno. Aguante el chaparrón de lluvias, de mensajes cada vez mas vacíos, de deseos realmente no deseados, de fríos casi otoñales, de la última carta bajo el ordenador, de banderas azules con estrellas doradas, buscando el calor del sol que me devolviera a la vida. Sonreir era una mueca que me hacía doler la cara así que deje crecer la barba, penitencia silenciosa y mística que duró varios meses. La gente me miraba, era a un animal salvaje y herido. Una vez alguien me robo el mes de abril y esta vez alguien también me robaba aquel mes de agosto. El cielo lloró todo el tiempo y las tormentas se sucedieron dentro y fuera de mí, y un halo de misterio envolvió para siempre aquella ciudad y sus historias. Afortunadamente, todo aquello ya pasó y muchas veces miro atrás con nostalgia, pero sabiendo que el tiempo pone a cada cual en su sitio, el mundo sigue estando a mis pies y piso fuerte sobre él, buscando nuevas aventuras que me acerquen a mis objetivos vitales.